Opinión José Toro Hardy: “Plan Real” vs Dolarización
22Mar2018
Para 1994 Brasil enfrentaba una
hiperinflación de 2.477% (46% mensual). Brasil, al igual que otros
países latinoamericanos, había recurrido a diversas estrategias
fallidas.
La reacción de los gobiernos de la
región era bastante simplista. Si el problema era una balanza de pagos
negativa, la respuesta era un control de cambios. Si la inflación era
el aumento de los precios, la solución era un control de precios. Si el
aumento de los precios deterioraba el salario, se decretaba un aumento
de los salarios. Todo se regulaba.
Lo que ocurría en Brasil y en casi toda
latinoamérica era un drama que hoy se repite en Venezuela con mayor
intensidad y menor sentido.
Brasil sufría un enorme déficit fiscal.
Al no tener acceso al crédito externo lo financiaba mediante emisiones
de moneda sin respaldo por parte de su banco central lo que conducía
tanto a la hiperinflación como a la devaluación. Para contener ambos
males los gobiernos implementaron controles de todo tipo incluyendo de
cambio y de precio, que derivaron en un desabastecimiento general y en
la aparición de mercados negros con precios muy superiores a los fijados
por las autoridades.
¿No nos suena esto conocido en la Venezuela de hoy?
Ante el desequilibrio relativo de
precios se creó un patrón de valor denominado URV, suerte de moneda
ficticia atada a la cotización del dólar, a la cual se indexaban
automáticamente todos los precios, salarios, contratos y tarifas.
Bajo tales circunstancias el presidente
Itamar Franco designa ministro de Hacienda a Fernando Henrique Cardoso
quien adelantó con ímpetu el Plan Real. Al llegar al cargo, en junio de
1994, la hiperinflación alcanzaba en Brasil al 46% mensual. En el
siguiente semestre cayó a 3,1% y en 1995 a 1,7%.
¿Cómo lo hizo?
Emprendió un ajuste macroeconómico
adelantando un proceso de apertura comercial y privatizaciones con el
fin de equilibrar las cuentas y eliminar el déficit fiscal. Se desmontó
el control de cambios que existía desde 1931. Se privatizaron 165
empresas públicas aportando al fisco un ingreso del 8% del PIB. Se
limitaron las indexaciones que retroalimentaban la inflación. Se
concretó la renegociación de la deuda externa dentro del Plan Brady con
una importante rebaja de la deuda y un alivio en el cronograma de pagos.
El 1 de julio de 1994 se estableció una
nueva moneda llamada “Real” (a diferencia de una Dolarización) a razón
de 2.750 cruceiros reales y se canjeó a esa tasa la moneda vieja por la
nueva. La emisión del Real quedó limitada al nivel de las reservas
internacionales, estableciéndose una paridad de 1 Real por 1 Dólar. Se
le dio autonomía al Banco Central para impedir que financiase el déficit
fiscal, aunque no se limitó por ley la facultad del Ministerio de
Hacienda de modificar el tipo de cambio en caso de necesidad (a
diferencia de una Caja de Conversión). En la práctica, el real se
valorizó al principio respecto al dólar.
Se reestructuró el sistema bancario y se
mantuvieron tasas de interés positivas tanto para frenar la salida de
capitales como para limitar la expansión monetaria. Se acentuó
substancialmente la competitividad del sector industrial lo cual se
tradujo en un salto de las exportaciones brasileñas.
El freno a la inflación se tradujo en
una revalorización del salario real, estimulando tanto el consumo como
la producción, lo cual condujo a una baja en los precios de la canasta
alimentaria y a una reducción en la proporción de hogares en situación
de pobreza, mejorando el nivel de vida de vastos sectores de la
población. Los anaqueles se llenaron de productos y el mercado negro
desapareció.
La apreciación del Real acarreó un flujo
positivo de capitales que permitió financiar el déficit en cuenta
corriente y alimentar una rápida expansión de las reservas
internacionales que, entre 1995 y 1996, crecieron en 22.000 millones de
dólares. Creció la inversión extranjera directa, impulsada por el
programa de privatizaciones y por la compra de empresas privadas por
parte de inversionistas extranjeros. Se había restablecido la confianza.
El éxito del Plan Real fue tal que en
las siguientes elecciones Fernando Henrique Cardoso fue electo y después
reelecto como presidente de Brasil. Y después … vino Lula.
Con las diferencia del caso, el Plan
Real es una alternativa a considerar en Venezuela, corrigiendo errores
que con el tiempo se hicieron evidentes.
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