articulo de opinión
Un gobierno en el banquillo
Debe haber diálogo efectivo Gobierno-Oposición para favorecer estabilidad política
En las últimas tres semanas, el Gobierno la República Bolivariana de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, comenzó a transitar un camino bastante empedrado, tratando de desmontar la imagen internacional de un país en el cual se percibe la confluencia de problemas económicos, traducidos en el mayor desabastecimiento de alimentos y medicinas, que haya padecido la Nación en toda su historia, con la confrontación abierta entre los Poderes Públicos.
Todo se inició el pasado 31 de mayo, cuando el uruguayo Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, dio a conocer un extenso informe de más de 130 páginas, en el que expone de manera detallada, una serie de elementos, que a su entender evidencian la ruptura del orden democrático en Venezuela. Así mismo, Almagro solicitó la convocatoria de un Consejo Permanente extraordinario de la Organización, a objeto de evaluar junto a los representantes de los Gobiernos americanos, la pertinencia o no, de la activación de la Carta Democrática Interamericana.
En tal sentido, es pertinente recordar que tal actuación se enmarcó en el contenido del artículo 20 de dicha Carta, en el cual se establece que “En caso de que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente.”
Paralelamente, ya había sido convocado para el día miércoles primero de junio otro Consejo Permanente solicitado por la delegación argentina ante el foro continental, con el propósito también de analizar la crisis venezolana. Sin duda alguna, quedaba completamente evidenciada la existencia de una situación irregular en Venezuela que preocupa a los países americanos y exige esfuerzos mancomunados en la búsqueda de una solución.
A pesar de los esfuerzos del representante venezolano por suspender la reunión, ésta se llevó a cabo, y durante más de 12 horas, los asistentes cumplieron con la agenda, aprobando por consenso un documento, en el cual ofrecieron “su respaldo a la iniciativa de los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá, para la reapertura de un diálogo efectivo entre el Gobierno y la Oposición, con el fin de encontrar alternativas para favorecer la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica de la República Bolivariana de Venezuela.” Adicionalmente, señalaron su apoyo “a todos los esfuerzos de entendimiento, diálogo y a los procedimientos constitucionales” habiendo anteriormente expresado que “Su respaldo a las diferentes iniciativas de diálogo nacional que conduzcan, con apego a la Constitución y el pleno respeto de los derechos humanos, de manera pronta, oportuna y efectiva a la solución de las diferencias y la consolidación de la democracia representativa.”
Indiscutiblemente, al leer con detenimiento las líneas anteriores, podemos concluir que a juicio de los países americanos representados en ese Consejo Permanente de la OEA, celebrado el pasado 1 de junio, en Venezuela, no existe un diálogo efectivo entre el Gobierno y la Oposición, apegado a la Constitución y el pleno respeto a los derechos humanos. No se está favoreciendo la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica con lo cual, no se permite consolidar la democracia.
Posteriormente, el día 15 del mismo mes de junio, se llevó a cabo una Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, cuyo eje central era el “Fortalecimiento institucional para el Desarrollo Sostenible en las Américas”; sin embargo, el debate concentró nuevamente mucha atención en torno a la crisis interna venezolana; inclusive, según informaciones de prensa, dadas por la canciller Delcy Rodríguez, fue aprobada una resolución en la cual se acordó someter a evaluación del Consejo Permanente “la legalidad de la secretaría general tras los parcializados ataques contra Venezuela.”
Al respecto es oportuno señalar que según el artículo 116 de la Carta de la OEA, corresponde a la Asamblea General de la Organización, con el voto de dos tercios de los Estados miembros remover al Secretario general cuando así lo exija el buen funcionamiento de la Organización.
Sin embargo, independientemente de lo anterior, el día 21 de junio se llevará a cabo un nuevo Consejo permanente solicitado por la delegación venezolana, en el cual se otorgará un derecho de palabra a los tres ex presidentes que actúan como mediadores en el diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela. Con ello se reafirma una vez más la gravedad de la situación interna en el Estado miembro gobernado por el Señor Nicolás Maduro; recordando adicionalmente que el debate de mayor trascendencia se dará el jueves 23 de junio, cuando el Secretario General Luis Almagro presente su exhaustivo informe y proponga la activación de la Carta Democrática Interamericana ante lo que considera una ruptura del orden democrático en Venezuela.
Ante todo lo ya expuesto queda claro que la República Bolivariana de Venezuela se ha constituido en un elemento de perturbación de la paz y la tranquilidad en el continente americano; más allá de la impresión de normalidad que quiere dar el Gobierno Nacional, al negarse a recibir ayuda humanitaria que permita abastecer a los residentes en el país de medicamentos y otros insumos, sensiblemente ausentes en los anaqueles de las tiendas especializadas; al negar la existencia de presos políticos; afirmar que existe un respeto irrestricto de los derechos humanos; o inclusive al aseverar que en el país está plenamente garantizada la autonomía de los diferentes poderes públicos.
Lo cierto es que, la crisis venezolana es una perturbación internacional, que plantea nuevos retos a la operatividad de la OEA.
Giovanna De Michele
Internacionalista
Profesora de la UCV
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